martes, 30 de octubre de 2012

El Caduceo de Hermes y una representación del Taijitú


Este antiguo símbolo, el de las dos serpientes entrelazadas del caduceo, entre otras acepciones, representa el equilibrio entre fuerzas Polares, el eterno movimiento cósmico, lLa serpiente oscura y la luminosa, el  Yin y Yang como principio de polaridad.



En pocas palabras podemos decir que el bastón expresa el poder; las dos serpientes, la sabiduría del principio femenino (serpiente oscura) y principio masculino (serpiente luminosa) . Las alas y  en algunos casos el yelmo, son emblemáticos de elevados pensamientos.

El Caduceo es un símbolo cósmico, astronómico, espiritual y filosófico. Es símbolo del movimiento continuo, del  reequilibrio constante entre la vida y las corrientes vitales.




Desde el punto de vista esotérico, la vara del caduceo corresponde al eje del mundo y sus serpientes aluden a la fuerza Kundalini, que, según las enseñanzas, permanece dormida y enroscada sobre sí misma en la base de la columna vertebral -símbolo de la facultad evolutiva de la energía pura-. (Diccionario de Símbolos, de Juan Eduardo Cirlot.)


Si continuamos ahondando en el símbolo del caduceo, encontraremos en la antigua tradición China,  similitudes y coincidencias con las tradiciones Judeocristianas de la mano de Nüwa y Fuxi 
A Esta pareja se le atribuye el origen de la raza humana. En esta representación vemos a Nüwa con un compas en su mano y a Fuxi con una escuadra. Esto los muestra como arquitectos de la creación unidos por un unico brazo . La escuadra debería estar en la mano de Nüwa, ya que con ella se realizan cuadros (representativos de la tierra y lo femenino) mientras que el compaz (destinado a trazar círculos - símbolo del cielo- )  debería estar en la mano de Fuxi. Sin embargo están invertidos o cruzados, con lo cual hace referencia no solo al hecho de que trabajan juntos, sino también al principio del polaridad presente en el símbolo del Yin yang o taijitú donde, en el centro de uno se encuentra el germen o semilla del otro como principio del cambio.   

Ellos se encuentran ubicados como el principio central del universo, entrelazados, unidos en un constante movimiento representado por lo creativo y lo receptivo.

Si observamos la imagen. Tienen al sol en lo alto y la luna a sus pies, rodeados de las constelaciones que ellos mismos crean en su incesante danza de unión.

El principio de dualidad siempre ha estado presente en las antiguas tradiciones. En algunas de ellas de forma más clara y  en otras no tanto. Solo es cuestión de indagar un poco.
Por ejemplo.


No es el objetivo de este artículo realizar un exhaustivo análisis al respecto y menos adentrarme en cuestiones  morales que el culto católico impartió, con la intención de alcanzar múltiples niveles de entendimiento, respecto al papel que jugó el principio femenino.  
A mi entender La  Virgen representa la unión de estos dos principios.  Veamos la imagen. Por un lado tenemos  el principio masculino activo, el sol, como energía vital, la claridad, la luz, lo  yang. Por otro lado , el principio femenino receptivo,  oscuro, yin,  la luna -vinculada directamente a la fertilidad ya que esta es iluminada, preñada por el sol-.  
Las doce estrellas que la coronan simbolizan la humanidad, representada en las doce tribus de Israel, , los doce apóstoles, los doce signos de zodiaco. Una totalidad, donde esta mujer, única, la gran madre que concibe, la Virgen como símbolo de unión e integración de las polaridades femeninas y masculinas, el cielo y la tierra, el cuerpo y el espíritu, da a luz a la humanidad.
  
El origen de la palabra virgen para muchos lingüistas es incierto. Viene del latin Virgo. Otros plantean que representa la unión de la partícula Vir  del latin virilis refiriéndose a la virtud, lo viril, virilidad, vigor  como representación de fortaleza, normalmente atribuido a lo masculino; en unión con la partícula Gyno refiriéndose a lo femenino dado que de ahí deriva las palabras gineceo, ginecología (estudio de la biología de la mujer).  

Creo que la palabra Virgen guarda un secreto, encierre en sí misma el misterio de unión e integración de lo femenino y masculino. Del mismo modo que el símbolo     de la virgen en el zodiaco se encuentra representado con una M con una cola que se envuelve a sí misma, siendo la luna su regente esotérico.    

Si nos trasladamos por un instante a la cultura mesoamericana. De la misma forma, los olmecas, mayas y toltecas representaron la dualidad inherente en ser humano en los principios femenino y masculino a través de la figura de Quetzalcóatl (kukulcán para los Mayas), La Serpiente emplumada. Considerado como principio de equilibrio entre los aspectos espirituales y materiales en el hombre y el mundo. 
Expresando la unión del Cielo ( enunciado por el ave y la plumas Quetzal, y los principios espirituales) y la  Tierra (el cuerpo físico simbolizada  por la serpiente Cóatl) 
Podemos encontrar muchas paralelos entre la cultura china y la Tolteca o Maya. pero ese es tema de otro artículo. 

Regresando tanto al caduceo como al taijitú, representado por la unión de Nüwa y Fuxi, la forma en la que se los ve entrelazados, devela la similitud de ambos símbolos a la conocida espiral en doble hélice de la cadena de ADN. Como un código inteligente de acoplamiento estructural. 
En mi opinión, ambos representan no solo el despliegue de la vida misma desde el punto de vista biológico, sino también una clave en el desarrollo y  evolución de la consciencia. Donde cada punto de encuentro es el giro de un continuo y  eterno movimiento  ascendente a niveles superiores.



A partir a aquí vemos como  la representación del principio de dualidad, inherente a lo humano, presente en las distintas tradiciones y a lo largo de la historia nos muestra que somos Uno con el Todo. Donde ese Todo se nos devela  a través de  cada una de sus partes. Solo es cuestión de contemplarlas, comprenderlas y amarlas como cada tradición las expresó.

Hasta la próxima. 
Laura Paradiso






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